jueves, 21 de febrero de 2008

Por qué leer o contar cuentos a nuestr@s niñ@s








Cada vez que me hago esta pregunta, una respuesta diferente llega.
Supongo que la primera es por que me gusta, me reconforta y siento que entre narradora y oyente se produce la misma satisfacción. Cierto es que captar la atención del oyente es un trabajo serio y que a veces el oyente tiene intereses que son propios. Como narradora siempre que la ocasión lo requiera me adapto a los intereses del oyente.
Narrando descubro lo gratificante que es abrir a través del cuento la puerta mágica que hará al niñ@ descubrir universos nuevos dentro de su imaginación. El cuento se torna real, tiene movimiento y forma, aunque estas sean absurdas y tiene melodía a través de la voz narradora.
Las imágenes creadas serán fácilmente evocadas (no memorizadas), sin cuestionamientos se acepta que la magia circule entre palabras o letras. ¡Que si un lobo habla, que si la calabaza se convirtió en carroza!, es un absurdo, más esa gran imaginación no busca realidades, busca explorar, crear, perderse en la fantasía de lo posible.
El cuento no es la realidad y los pequeños y pequeñas lo saben, pero esos mundos imaginarios que se abren para ser visitados, no pretenden más nada que existir, aunque está existencia vaya ampliando horizontes, moldeando caracteres, despertando ilusiones, motivando sueños…
Mientras recorro este camino de la narración oral, me doy cuenta que mientras más pequeño es el lector más implicado está en lo narrado. Con el paso de los años mis oyentes se vuelven más y más pasivos. Personalmente me gusta que me interroguen respecto al cuento, me gusta que cuestionen, que participen, que averigüen, (que no es lo mismo que intromisión) incluso me gustan sus versiones siempre originales y multicolores en cuanto a ideas e ingenio.
Recordemos que un cuento es un viaje, en el que participará nuestr@ niñ@ dejando lo cotidiano de lado y embarcándose en una travesía impredecible, hasta que retorne al puerto de lo real. También es similar al rapto de las palabras o de las letras, como dice Fabricio Caivano: «sentirse raptado por la palabra, poseído por la narración y devuelto, sano y salvo, a esta orilla de la vida».

Mensaje a los padres y madres: Un cuento un regalo de vida.

- El niño o niña que escucha un cuento y que vive el acto aparentemente pasivo de escuchar, esta constantemente confrontando lo que oye y lo que podría haberle ocurrido a el o ella. Ocurre un encuentro, una comunicación y un descubrir posibilidades de entrar en mundos interiores habitados por personajes y situaciones que les llevan a identificarse.
- Es riqueza para el oído emocional, pues no hay nada más placentero que escuchar una historia; la música y belleza de las palabras no admiten los distorsionantes ruidos del entorno.
- Sobrevivir a la realidad es uno de los aspectos que se trabaja a través de los cuentos. Fernando Savater arguye que el relato ayuda al niño a evadirse de la opresión del entorno, de los atroces peligros del crecimiento y la respetabilidad. Los cuentos no dicen que la vida sea idílica, tranquila, armónica, siempre gratificante: dicen que para quien lucha bien, la vida es posible sin dejar de ser humana.
- El acto de contar o leer un cuento es un abrazo afectuoso de la literatura hacia l@s pequeñ@s, un abrazo con el cual podrá encontrarse siempre que lo desee, por que desde la más temprana edad sabrá que el narrador o narradora /padre o madre) es el puente que le a servido de comunicación y que en el fondo es el relato o el libro quien a formulado el abrazo. Poco a poco este abrazo se transforma en reciproco y poco a poco deja de necesitar mediador.
- Los cuentos son una necesidad de los sentidos y como tal son captados por l@s pequeñ@s. Como decía Paul Auster en su magnífico libro La invención de la soledad, «si los seres humanos no pudieran soñar por las noches se volverían locos; del mismo modo, si a un niño no se le permite entrar en el mundo de lo imaginario, nunca llegará a asumir la realidad. La necesidad de relatos de un niño es tan fundamental como su necesidad de comida y se manifiesta del mismo modo que el hambre».


- Abandonarse al sentir es la acción que se produce cuando usted lee o cuenta un cuento a su hij@. Es el intercambio entre ambos/ambas de una miríada de sentimientos exuberantes. Usted regala su voz, su palabra y el/ella devuelve su mirada más fascinada y entregada, la que sale del alma y deletrea cada uno de los matices de la gratitud.

¡Animense a compartir un cuento!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

una pequeña historia:
"miré la lluvia
golpear por los tejados,
mojó mi alma"
Jorim 23.07.2000

Anónimo dijo...

una pequeña historia:
"miré la lluvia
golpear por los tejados,
mojó mi alma"
Jorim 23.07.2000

Daniela dijo...

¡Que hermoso Haiku!
Mientras leía, me pareció sentir las gotas de lluvia mojando mi rostro...tal vez fueron unas lágrimas, que como la luvia, traen recuerdos.
Gracias.