jueves, 21 de agosto de 2008

Literatura infantil ¿Desde cuándo?


Según los conceptos históricos, aparece en los albores del siglo XX, aunque ya en siglo XIX se hacían leves manifestaciones en este ámbito, pero es importante dilucidar cuales han sido las motivaciones para el auge de esta rama de la literatura.
Sociólogos, psicólogos, educadores, familia…tendrán a bien estimar que la preocupación central ha sido el niño o niña y su desarrollo personal; no obstante también es importante reconocer la industria que se mueve a su alrededor.
Importante por lo que se comentaba como esencial dentro del post anterior “…representa para el/la oyente, espectador/a o lector niño/lectora niña, su propio ser disparado sobre las cosas, actor/actriz o participante él/ella mismo/a de lo inesperado” (Se darán cuenta de que el texto tiene otro matiz cuando no se usa un lenguaje sexista).
Si la literatura es aquel puente que conectará al infante/a con la realidad, aportándole no solo conocimiento, información, entretención…si no la experiencia necesaria para moverse en el mundo adulto, cuanto más significativo es plantarse cuáles son las lecturas adecuadas.

El link que les dejo tiene una breve y sencilla reseña de la literatura infantil en España desde la edad media hasta la época contemporánea.
No se menciona en el documento la importancia que tuvo para América Latina la literatura que se exportaba, pero como ejemplo les dejo esta reseña.

"Siglo XIX, poca fantasíaLos libros que leían los chicos en los comienzos del siglo 19, eran libros, en general didácticos que llegaban de Europa. La investigadora María de los Ángeles Serrano registra a comienzos del siglo 19 la serie de textos de origen nacional más antigua para niños: las fábulas de Domingo de Azcuénaga, publicadas entre 1801 y 1802, en el Telégrafo Mercantil. Felipe Senillosa y Gabriel Real de Azúa también eran escritores pedagógicos, recreativos y poetas. Echeverría, Juan María Gutiérrez y Sarmiento, se abocaron a esta tarea en textos didácticos y morales, que poco o ningún espacio dejaban a la imaginación, al humor, al disfrute. La fantasía y la risa eran vistas como sospechosas, en especial dentro de los ámbitos escolares, y en esto, las más desafortunadas fueron las niñas. De un libro de 1869, dedicado a la educación de las niñas, y que fuera usado en la escuela primaria, se rescata el siguiente fragmento: “El vicio infame de la mentira, de que se sirven las niñas para ocultar sus defectos, se convierte luego en la perniciosa manía de inventar historias. Los padres y preceptoras deben, pues, castigar con tanta severidad a las niñas que forjan cuentos, por inocentes o entretenidos que sean, como a las que dicen mentiras...” (El tesoro de las niñas, de José Bernardo Suárez) Sarmiento es, de todos, el más cercano a una concepción moderna de lo que hoy llamamos literatura infantil. Así, en Recuerdos de Provincia, habla de los librotes abominables - la Historia crítica de España, en cuatro tomos - que le hacía leer su padre, ignorante, pero solícito de que sus hijos no lo fuesen. Y rememora, con indudable placer, la preciosa historia de Robinsón que durante unos días su maestro había contado en clase".
http://www.territoriodigital.com/nota.aspx?c=6873603575543489

Espero les guste, un abrazo.

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