martes, 11 de diciembre de 2007

Cuentos de navidad

























En estas fechas, los niños y niñas están un poco saturados de actividades propias de sus centros, no obstante hemos tenido oportunidad de compartir algunos minutos y algunos cuentos navideños.
Les dejo aquí una muestra.











El muñeco de nieve.
Paseaba un niño por un camino y a la orilla de este encontró un muñeco de nieve. Al acercarse el niño se dio cuenta de que no tenía rostro, solo unas ramas de pino secas eran sus brazos y manos.
El muñeco movió las ramas y las acercó al niño, que le miraba con ternura. Al sentir la áspera caricia el niño preguntó ¿quieres tener un rostro? Al volver a sentir la caricia, pensó que era una confirmación y rápido corrió a su casa en busca del costurero de su madre, allí encontró dos grandes botones azules, los metió en su bolsillo y corrió nuevamente al camino. Al llegar se los puso al muñeco y este por fin pudo ver.
Al mirarlo nuevamente el niño pensó ¡te hace falta una nariz! Y nuevamente se dirigió a su casa, en donde escarbando en la nevera, encontró una bonita zanahoria y ya de paso, se guardó una rica cereza en el bolsillo. Al llegar nuevamente donde estaba el muñeco de nieve, le puso la nariz de zanahoria ¡y que guapo estaba el muñeco!, ¡y por fin podía oler!, pero le faltaba una boca. Al recordar que tenía una cereza en el bolsillo probó a ponérsela y quedó tan maravillado por que parecía una boca de beso, como la de su madre, y además podía hablar. -¡Gracias amiguito, eres el mejor!-
Terminó la cara del muñeco con dos piñas de pino, una a cada lado, para que pudiese escuchar. Larga fue la charla que tuvo el niño y el muñeco, el niño contándole sus ganas de tener un verdadero amigo y el muñeco desnudando su corazón, escondido bajo la fría nieve que forma su cuerpo.
Al ver que ya empezaba a oscurecer y soplaba el viento aún más frío, el niño se quitó la bufanda y su gorro de lana azul, y abrigó al muñeco. ¡Mañana regresaré con unos zapatos, para que puedas pasear!
Al llegar a casa el pequeño buscó en el trastero, pero no encontró ningún zapato de su padre, solo había de tacón como los que usaba su madre.
El pequeño se bañó y cenó como todos los días y después de hacer mimos con su madre y padre, se fue a la cama, pero no conseguía dormir y se levantó. Se fue al salón, a mirar el árbol de navidad y justo bajo de este había una caja con zapatos nuevos. Eran grandes como los que usa su padre ¡y de abrigo! ideales para la nieve. Se llevó la caja a la habitación y al otro día se levantó muy temprano, desayunó y se fue al camino. Puso los zapatos al muñeco y juntos muy alegres se fueron a pasear…por el camino, ¡claro está!!







El ángel de los niños y niñas


Cuenta una leyenda que a un angelito que estaba en el cielo, le tocó su turno de nacer como niño y le dijo un día a Dios: - Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra. ¿Pero, cómo vivir? tan pequeño e indefenso como soy. - Entre muchos ángeles escogí uno para ti, que te está esperando y que te cuidará. - Pero dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz. - Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz. -¿Y cómo entender lo que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres? - Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y con cariño te enseñará a hablar. -¿Y qué haré cuando quiera hablar contigo? - Tu ángel te juntará las manitas te enseñará a orar y podrás hablarme. - He oído que en la tierra hay hombres malos. ¿Quién me defenderá? - Tu ángel te defenderá más aún a costa de su propia vida. - Pero estaré siempre triste porque no te veré más Señor. - Tu ángel te hablará siempre de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque yo siempre estaré a tu lado. En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo pero ya se oían voces terrestres, y el niño presuroso repetía con lágrimas en sus ojitos sollozando... -¡Dios mío, si ya me voy dime su nombre!. ¿Cómo se llama mi ángel? - Su nombre no importa, tu le dirás : MAMÁ.







































El buey y la mula

Se despertó de pronto el buey sobresaltado pues su amiga mula no estaba en el establo, Decidió salir a buscarla después de pasado un rato. Siguió por el camino que llega al cruce y ahí estaba la mula, justo en el cruce.
¿Qué haces?
Estoy pensando
¿Qué piensas?
Si beber en el arroyo o comer en el huerto
Has aquello, de lo que tengas más ganas
No tengo ninguna gana en especial
Pues has aquello que te quede más cerca
Me queda a igual distancia beber que comer, cuatro pasos por este camino, cuatro pasos por este otro
¡Mula, mula! Me estás desesperando.

Y dicho esto, el buey dio un empujón a la mula y la acercó dos pasos hacia el arroyo.

Ahora, bebe
Ya no quiero
¡Mula, mula! Si no fueses mi amiga
¡ay! Buey, no se que me sucede está noche, estoy intranquila ¡y mira que yo suelo ser muy quieta!
¿Te preocupa algo mula?
Pues sí, mira buey, mira hacia el cielo, ves esa estrella ¿notas algo raro en ella?
Ahora que lo dices, se mueve de poquitos y de poquitos me guiña un ojo
Eso buey, pensé que eran imaginaciones mías, pero ya ves, si también te lo guiña a ti
¿Y si la seguimos, que perdemos?
Nada buey, al contrario, ganamos un paseo entre amigos, con una estrella que nos guía mientras nos va guiñando un ojo


Así fue como el buey y la mula siguieron la estrella hasta un pequeño portal en el que se encontraba una pareja y la mujer estaba a punto de dar a luz.

Parece que aquí nos necesitan buey
Así es mula
¡Que suerte haber encontrado esta estrella!
¿Tal vez fue ella quien nos encontró?
Da igual buey, lo bueno es que estamos aquí
Ojala tuviesen todos y todas una estrella que les guiñe un ojo y les muestre el camino hacia donde están las necesidades ¿verdad mula?
No tiene por que ser una estrella buey…no tienes por que esperar a que una luz aparezca en el cielo y te guíe el camino, debes buscar tu mismo y seguro encontrarás.


Y dicho esto, entraron en el establo, para dar calor a la madre, al padre y al niño.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dani... ¿no crees que el angel que nos cuida tambien puede nombrarse papá?
Porque si queremos una sociedad global más justa, debemos convatir los estereotipos. Así las mujeres tendremos más independencia... y los hombres disfrutaran de su afectividad.
Eso por no hablar de las familias de padre-padre donde el angel será efectivamente papá.